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La Magia entre tú y yo.

Mucho se habla, se intenta y se propone sobre la magia, pero lo cierto es que no existe una fórmula para producirla, ni manera para describirla. La magia siempre será un misterio, si no, no sería magia, y en la pareja la magia, lo es más; sólo la conoce aquel que la ha experimentado, como si fuera algo que se da o no se da, casi independientemente de lo que se haga. Sin embargo, y como siempre, hay dos cosas que sí podemos hacer: reconocerla, para remover aquellos obstáculos que la entorpecen hasta hacerla desaparecer, y por supuesto disfrutar de ella. 

Remover obstáculos es cuidar la magia y es absolutamente necesario hacerlo porque su presencia es tan sutil y transparente que comienzan a aparecer grietas en la pareja, hasta que la magia se escurre sin que nos demos cuenta.  Así como los baobabs dicen al Principito: “Hay que mantener tu casa libre de arbustos indeseables…, si uno se descuida pueden crecer y crecer hasta destruir tu planeta”.   Pero, ¿Cómo reconocer los arbustos peligrosos si a veces parecen rosales? ¿Cómo reconocer las grietas apenas se producen? ¿Cómo cortarlas desde la raíz?

Cuando vivimos la herida de una separación un dolor profundo se apodera de nosotros, por lo que solemos cerrarnos y tomar distancia del amor.  Pero tarde o temprano, y aunque sea a pesar nuestro, el ansia de volver a amar aparece nuevamente y con ella la posibilidad de nuevas relaciones.  Sin embargo, si el sufrimiento fue mucho, nada será igual. La experiencia del dolor ha quedado inscrita en el cuerpo y el miedo a sentirlo nuevamente nos vuelve sin advertirlo, distantes, cerrados, desconfiados…, pero, como en todo, la magia en la pareja siempre tiene dos opciones existenciales: estamos en el amor o estamos en el miedo. Cuando me instalo en el miedo tiendo a ser herida y el corazón se cierra, el ego toma el control y quiero un disfrute sin riesgos, me vuelvo posesiva, quiero todo de todos, que me contengan, que me tengan en cuenta permanentemente, que no me sofoquen, ni me manipulen. Quiero, quiero y quiero…, así, hasta mi dar es evaluado según lo que he de recibir.

Es importante recordar que cada relación es una nueva oportunidad para resolver viejos problemas; en la intimidad vemos con claridad que él o ella ven los nuestros.  Así, si sabemos mirar, en la pareja hay un aprendizaje forzoso del otro, y justamente por eso podemos llegar a conocer mucho de nosotros mismos. Por otro lado, los conflictos en la pareja muestran nuestros puntos vulnerables, por eso, si los sabemos aprovechar, cada pareja nos brinda la ocasión de conocernos y madurar. Cuando me doy cuenta de esto, aparece la tentación de cerrarme al amor, de esconder esa particular magia en la pareja, esa magia que conlleva las posibilidades y las dificultades de cualquier camino de crecimiento.

En ocasiones me propongo quedarme andando en círculos entre los telones grises de mi mundo “seguro”, pero hoy decidí olvidarme del miedo y empujarme por mi deseo de saberme y sentirme viva, viva para intentarlo de nuevo, para iniciar una historia, una historia de amor.  Una historia que nace del amor, del deseo, de la voluntad, una voluntad que busca prosperar y propiciar el desarrollo propio, el tuyo, el nuestro y hacer cada uno más fuerte. 

No soy ni pretendo ser tu “media naranja”, porque te reconozco como un ser completo y a su vez me asumo como tal; creo firmemente que no existen las parejas perfectas, nosotros mismos como individuos no lo somos, considero más bien que el amor romántico y la cultura que siempre ha querido mostrar que dos almas gemelas se unen por el destino y sortean todos los obstáculos, han venido más a dañar que a fortalecer el crecimiento de parejas que nacen de esta ideología, tal y como sucede con los arbustos de los baobabs. Considero que los obstáculos deben identificarse como esos arbustos disfrazados de rosales que solo buscan opacar la felicidad de un rosal, que si bien tiene espinas, estas ayudan a la rosa a defenderse para seguir viva. Por ello e pido, no dudes, no te arrepientas, no temas; permíteme luchar contra esos arbustos, contra prejuicios e ideologías que lo único que buscan y logran es sembrar temores, dudas, ansiedad…., permíteme demostrar lo mucho que te quiero y lo importante que eres en mi vida, permíteme y permítete comenzar de nuevo, construir bases sólidas que apoyen el crecimiento día con día, sentir, disfrutar, amar.

La realidad en la pareja para mí, es diferente, con el amor no basta; para prosperar en la relación necesito ser una naranja completa que quiera compartir un proyecto de vida con otra naranja, y a su vez que esa naranja quiera compartir tiempo y espacio conmigo, porque dos naranjas pueden producir un dulce y delicioso jugo, mientras que dos medias naranjas causarían solo miserias.

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